Dónde va a parar
No sé por qué la gente prefiere, en verano, la playa a la ciudad... Al fin y al cabo, si se analiza con detenimiento llegamos a la conclusión de que lo bueno de la playa ya está en la ciudad, más y mejor:
Arena: A paletadas. Hay este verano aquí hasta 90 obras. La cantidad de arena que levantan entre todas deja en ridículo a cualquier playa, por paradisíaca que sea.
Agua: Qué más da donde esté el agua. Si total, abres el grifo y ya sale agua, a chorro (nunca mejor dicho). Que hace calor: una duchita y como nuevo. Mucho mejor que la salada, cristalina y sugerente agua del mar.
Sol: Aquí la ciudad está un punto por encima. De acuerdo, en la playa hace solecito, se está bien y uno se pone moreno... Pero, ¿cómo comparar el moreno "de playa" con el moreno "cáncer de piel" provocado por el estupendo manto de polución que cubre la ciudad? Al final uno se queda tostadito.. y, si no, siempre queda el spa.
Niños gritando: En la playa los niños son felices, están jugando y demás, así que gritan, de puro placer. Aquí gritan de horror. Mucho más estruendoso, donde va a parar.
Total, que quien prefiera estar en la playa, tirado en la orilla, dejando que las olas lo envuelvan, relajado hasta el extremo, para luego volver a la toalla y besarte el tatuaje, se equivoca. Mucho mejor aquí, en la oficina, sin duda.
En Madrid, a 5 de agosto de 2005.
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